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miércoles, 24 de enero de 2024

Fuerte soy

Diga el débil: Fuerte soy: Un poderoso llamado.

El versículo "Diga el débil: Fuerte soy" (Joel 3:10) encierra una profunda enseñanza para el cristiano, invitándonos a una transformación radical en nuestra fe. En él encontramos cinco características que nos guían en este proceso:

1. Reconocimiento de la debilidad:

El primer paso es reconocer nuestras limitaciones y debilidades. No se trata de una actitud derrotista, sino de una honesta evaluación de nuestra condición humana. Admitimos que no somos perfectos, que dependemos de Dios y que necesitamos su ayuda.

Qué bueno es depender enteramente de Dios. Vemos en el tiempo que Dios sacó a su pueblo de Egipto, cómo hizo todo lo posible para que ellos dependieran enteramente de su mano poderosa, dándoles todo lo que necesitaron. 

Del mismo modo, hoy día, podemos rendirnos a sus pies y clamar para que su Espíritu nos guíe cada día.

2. Confianza en la fuerza de Dios:

Al reconocer nuestra debilidad, nuestra mirada se dirige a la fuente de toda fortaleza: Dios. Confiamos en que Él es capaz de obrar en nosotros y a través de nosotros, supliendo nuestras carencias y dándonos la fuerza que necesitamos para enfrentar cualquier desafío.

Cuando confiamos en Dios dormimos en paz. Haz visto que muchas personas hoy día no pueden conciliar el sueño. Y esto se debe a la ansiedad, a las preocupaciones, a sus limitaciones propias, a la desesperanza. Pero el que deposita su confianza en Dios, duerme en paz, porque sabe que es el mismo Todopoderoso quien prometió que nunca nos abandonaría, que nunca nos desampararía.

3. Actitud de determinación:

No se trata de una mera declaración pasiva, sino de una actitud firme y resuelta. El cristiano que declara "Fuerte soy" decide apoyarse en la fuerza de Dios, tomando acción y enfrentando las dificultades con valentía y determinación.

Además, nuestra fortaleza está para enfrentar las dificultades, pero ante Dios, nos mostramos tal cual somos.

4. Transformación interior:

La confianza en Dios produce una transformación interior en el creyente. El débil se fortalece, el temeroso se vuelve valiente, el desanimado encuentra esperanza. Esta transformación no es solo emocional, sino también espiritual, reflejando un crecimiento en la fe y una mayor dependencia de Dios.

5. Testimonio de fe:

La declaración "Fuerte soy" no solo es una afirmación personal, sino también un testimonio de fe para quienes nos rodean. Al demostrar la fortaleza que Dios nos da, inspiramos a otros a confiar en Él y a buscar su poder transformador.

Si nosotros reconocemos nuestras debilidades y necesidades otros ven esto y también les servirá para afirmarse y acercarse más a Dios.

Nuestro testimonio demuestra que confiamos en la omnipotencia de Dios como fuente de nuestra fortaleza y que adoptamos una actitud de determinación y acción, pues experimentamos una transformación que nos fortalece. Renunciamos a pelear inútilmente contra aquello que no podemos cambiar, y dejamos todo en mano de Dios. 

Este es un llamado a vivir una vida victoriosa en Cristo, dejando atrás la debilidad y abrazando la fortaleza que solo Él puede proveer.

Este versículo también nos recuerda que la verdadera fuerza no reside en nuestras capacidades humanas, sino en la gracia y el poder de Dios. Cuando nos rendimos a Él y confiamos plenamente en su amor, somos transformados en personas fuertes, capaces de vencer cualquier obstáculo y cumplir el propósito que Él tiene para nuestras vidas.


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«Dios es mi amparo y fortaleza»

La confianza.



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lunes, 18 de diciembre de 2023

Mi alma tiene sed de Dios

El salmista cantaba "mi alma tiene sed de Dios", expresión poética que implica un anhelo profundo y una búsqueda espiritual intensa de conexión con lo divino. 

Decir que el alma tiene sed de Dios sugiere un deseo espiritual intenso y profundo. Es similar a la sed física, pero se refiere a una sed del alma por una conexión significativa con lo divino.

La sed de Dios refleja una búsqueda de significado y propósito en la vida. Es el reconocimiento de que hay algo más grande que llena un vacío interior y da significado a la existencia. Indica una necesidad de establecer y mantener una relación con Dios. Es un reconocimiento de que el alma encuentra satisfacción y plenitud en la comunión con lo divino.

La sed de Dios también significa una expresión de devoción y entrega. Es un reconocimiento de la dependencia de lo divino y la voluntad de buscar a Dios como fuente de guía y satisfacción.

Salmo 42:1 (RV60):

Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía."  

La sed de Dios puede ser parte de la experiencia de intimidad espiritual, donde el individuo anhela conocer y experimentar la presencia divina de una manera más profunda.

Es expresar un deseo apasionado de encontrar sentido, propósito y conexión espiritual. Es un eco de la búsqueda humana inherente de lo divino y una expresión poética de la necesidad de una relación significativa con Dios.

Mayor relación

El ser humano necesita relacionarse con su creador, es como el agua que todos los días bebemos. La búsqueda de una relación significativa con Dios es una necesidad arraigada en la naturaleza humana. Citaremos algunos versículos bíblicos por los que se revelan principios fundamentales que resaltan esta necesidad intrínseca y ofrecen guía sobre cómo satisfacerla.

Desde el principio, la Biblia presenta la idea de que la humanidad tiene un anhelo innato por la conexión espiritual. En Génesis 2:7 (RV60), se describe la creación del hombre: "Y formó Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida; y fue el hombre un ser viviente." Este acto divino de infundir aliento de vida sugiere una conexión intrínseca entre la humanidad y su Creador.

Este principio es reforzado en el Salmo 42:1-2 (RV60): "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?"

Estos versículos subrayan el anhelo profundo del alma por Dios, una sed espiritual que busca ser satisfecha a través de una conexión directa con lo divino.

PROPÓSITOS. La Biblia también destaca que la necesidad de relación con Dios está vinculada a la búsqueda de significado y propósito en la vida. En Jeremías 29:11 (RV60), Dios habla a través del profeta Jeremías: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis." Este versículo revela el plan divino para cada individuo, señalando que la relación con Dios es fundamental para descubrir y cumplir ese propósito.

Jesús también aborda la búsqueda de significado y propósito en Mateo 6:33 (RV60): "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Aquí, se presenta la idea de que al buscar a Dios en primer lugar, se encuentra un fundamento sólido para la vida y se satisfacen las necesidades más profundas.

Dependencia. La necesidad de relación con Dios se manifiesta claramente en la dependencia de la guía divina. En Proverbios 3:5-6 (RV60), se nos insta: "Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas." Destacamos la importancia de la confianza y dependencia en Dios para la dirección en la vida cotidiana.

La dependencia de la guía divina también se refleja en Salmo 23:1 (RV60): "Jehová es mi pastor; nada me faltará." Este versículo pone de manifiesto la idea de que, al establecer una relación con Dios como nuestro Pastor, encontramos dirección, provisión y cuidado constante.

Dirección: porque nos guía. 

Provisión: porque es quien nos lleva por pastos verdes, quien nos da lo que necesitamos.

Cuidado: porque Él es nuestro guardador, nuestro protector.

Desde el anhelo innato por la conexión espiritual hasta la búsqueda de significado y propósito, así como la dependencia de la guía divina, la Biblia ofrece una guía invaluable para satisfacer estas necesidades fundamentales. Estos versículos no solo describen esta necesidad, sino que también apuntan hacia la respuesta que se encuentra en una relación viva y significativa con el Creador.


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miércoles, 13 de diciembre de 2023

Mi refugio

 Salmos 91.2

Yo le digo al Señor: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío»

Cuando afirmo que Dios es mi refugio, expreso confianza y dependencia en Dios como un lugar seguro y protector en momentos de dificultad o peligro, aunque no necesariamente tiene que existir una razón difícil para experimentar a Dios como mi sostén y protector.

Dios provee refugio espiritual, consuelo y seguridad para aquellos que confían en Él.

Protección y Seguridad: Cuando se dice que Dios es un refugio, implica que, al confiar en Él, se encuentra protección y seguridad. Es como encontrar refugio en una fortaleza segura que no puede ser fácilmente penetrada.

Dios proporciona un lugar seguro y protegido en medio de las adversidades y desafíos de la vida. Es importante poder experimentar que hay una protección contra peligros conocidos y desconocidos. Es reconocer que, aunque puedan surgir amenazas y desafíos en la vida, la confianza en Dios ofrece un resguardo seguro. A veces enfrentamos situaciones de incertidumbre, por lo que tenemos que tener esa firmeza y estabilidad que se encuentra en la relación con Él. Es como refugiarse en una roca sólida que permanece inmutable ante las tormentas. La roca firme. La analogía de Dios como refugio a menudo se visualiza como un refugio en medio de una tormenta. En momentos difíciles, buscar a Dios como refugio ofrece consuelo y seguridad, como encontrar resguardo en una tormenta. La protección que se busca en Dios va más allá de la esfera física. Implica también protección espiritual y emocional. La relación con Dios ofrece consuelo, paz interior y fortaleza para enfrentar los desafíos emocionales de la vida. El Salmo 91:2 (RV60) dice: "Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré".
Consuelo en momentos difíciles: La afirmación también sugiere que, en medio de las dificultades o desafíos de la vida, confiar en Dios proporciona consuelo. Él es un refugio al que puedes acudir en tiempos de angustia. Ésta quizás sea una de las áreas más difíciles para el ser humano, dado que encontrar consuelo implica buscarle a Dios y no culparle de la situación.
Muchos terminan culpando a Dios por todas las cosas malas que le ocurren. Lógicamente, al buscar una persona consuelo, es posible que haya pasado o esté pasando por un momento difícil en su vida.
Confianza en la providencia divina: Decir que Dios es un refugio implica una profunda confianza en la providencia divina. Quienes encuentran refugio en Dios confían en que Él cuidará de ellos y les dará la fuerza necesaria para enfrentar cualquier situación.

Relación personal: mi parte favorita, dado que esta afirmación no solo se trata de un lugar seguro abstracto, sino también de una relación personal con Dios. Es la idea de buscar refugio no solo en el poder de Dios, sino en su amor y cuidado personal.

Recursos espirituales: Dios como refugio también puede implicar el acceso a recursos espirituales como la oración, la paz interior y la sabiduría divina. En momentos de incertidumbre, buscar a Dios puede proporcionar una guía valiosa.

El Salmo 46:1 (RV60) dice: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Este versículo destaca la idea de que Dios es un refugio en momentos de dificultad.
Confiar en Él como un lugar seguro y protector en todos los aspectos de la vida, buscando consuelo, fuerza y orientación en su presencia.




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«Dios es mi refugio»

La confianza.



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lunes, 11 de diciembre de 2023

Honrar a nuestros padres

Efesios 6: 2-3

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 

La Biblia nos enseña que debemos honrar a nuestros padres. En el Libro de Éxodo, Dios le dice a Moisés: "Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que el Señor tu Dios te da" (Éxodo 20:12).

Obedecerles: Obedecer a nuestros padres es una forma de honrarlos. Esto significa seguir sus instrucciones y cumplir sus deseos. Claro, la cuestión de la obediencia siempre ha traído innumerables discusiones, dado que no todos los padres son justos o muchas veces, ni siquiera dignos. Sin embargo, las instrucciones no señalan nada de eso, es decir, no dice honra a tu padre el justo, a tu madre la perfecta. Solo dice, honrarlos. Con el tiempo nos damos en cuenta de la verdad de todo esto, que efectivamente los que nos aman siempre han querido lo mejor de nosotros y para nosotros.

Respetarles: Respetar a nuestros padres es otra forma de honrarlos. Esto significa tratarlos con amabilidad y consideración, incluso cuando no estemos de acuerdo con ellos, e incluso, cuando quizás ellos mismos no se respeten. Pero en cada uno de nosotros está esa particularidad de poder amarlos, con sus muchas virtudes y pocos defectos.

Podemos respetarles escuchando con atención lo que tienen que decir, incluso si no estamos de acuerdo con ellos.

Apreciarles: Apreciar a nuestros padres es una forma de mostrarles nuestro amor y gratitud. Esto significa hacerles saber que los valoramos y que estamos agradecidos por todo lo que han hecho por nosotros.

Podemos apreciarles diciéndoles lo mucho que los queremos y lo agradecidos que estamos por ellos.
Honrar a nuestros padres es una de las cosas más importantes que podemos hacer en la vida. Al honrarlos, estamos construyendo una relación sólida con ellos y estamos mostrando nuestro amor a Dios


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«Honra a tus padres»

La honra.



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sábado, 9 de diciembre de 2023

Ser como niños

Mateo 18:3 

y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 

Al parecer, al llegar a adultos, muchas  de las características que nos distinguían como niños fueron pasando. Varias de ellas, por diferentes razones, entre las que citamos el dolor, la frustración, emociones negativas que nos hicieron -supuestamente- más adultos, o más serios.

QUÉ NOS ENSEÑÓ JESÚS

En las enseñanzas de Jesús, hacerse como niño significa adoptar una actitud de humildad, confianza y dependencia de Dios. Los niños son naturalmente humildes, porque no tienen la experiencia o el conocimiento que tienen los adultos. Ahora, eso significa que al ser como adultos ya no podemos experimentar la humildad de un niño. Creo que no, y es eso justamente lo que nos enseña Jesús, que aún siendo adultos, aún viviendo una vida con ciertos estándares, con todo ello podemos ejercitar nuestra humildad, como la de un niño.

Los niños también son naturalmente confiados, porque creen en sus padres y en los adultos que los cuidan. Los adultos, pues son naturalmente desconfiados, pero esto también podemos cambiar. Lógico, ya podremos seleccionar con más apreciación y criterio en quien depositar nuestra confianza, pero sabemos que es bueno descansar de vez en cuanto en ciertas personas que aunque no son perfectas, pueden ser perdonadas si nos fallan. Los niños perdonan, todo el tiempo. No son rencorosos. 

Y son naturalmente los niños son dependientes, porque necesitan la ayuda de sus padres para sobrevivir y prosperar.

Jesús enseñó que los adultos deben adoptar estas mismas actitudes para poder entrar en el reino de los cielos. En el Evangelio de Mateo, Jesús dice: "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 18:3).

Hay varias maneras de hacerse como niño en las enseñanzas de Jesús. Una manera es ser humilde. Esto significa reconocer que no somos perfectos y que siempre podemos aprender cosas nuevas. También significa ser humildes con los demás, reconociendo que todos somos iguales ante Dios.

Otra manera de hacerse como niño es ser confiado. Esto significa creer que Dios nos ama y nos cuida. También significa creer que Dios tiene un plan para nosotros y que nos ayudará a cumplirlo.

Y, por último, también podemos hacernos como niños siendo dependientes de Dios. Esto significa reconocer que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos y que necesitamos la ayuda de Dios para vivir una vida plena y satisfactoria.

  • Podemos ser humildes cuando admitimos nuestros errores y pedimos perdón.
  • Podemos ser confiados cuando creemos que Dios nos ayudará a superar los desafíos de la vida.
  • Podemos ser dependientes de Dios cuando le pedimos su guía y su ayuda en nuestras decisiones.

Al adoptar estas actitudes, podemos acercarnos más a Dios y vivir una vida más plena y satisfactoria.


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«Dios nos ama como a sus hijos»

El amor.



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sábado, 2 de diciembre de 2023

Nada es imposible

Para Dios no hay nada imposible, según leemos Lucas. Esta declaración se encuentra en el relato del ángel Gabriel a María, anunciándole que concebiría a Jesús por obra del Espíritu Santo. En Lucas 1:37 (RV60), dice: "Porque para Dios nada hay imposible".

Esto es fundamental para nosotros, para comprender la fe. Creer es nuestra esencia. 

La fe implica perseverar incluso cuando las circunstancias parecen difíciles o imposibles. Recordar que para Dios no hay nada imposible nos da la fuerza para seguir adelante incluso en medio de desafíos.


Confiamos en el poder y soberanía de Dios.

Dios es todopoderoso y está por encima de todas las limitaciones humanas o naturales. Confiar en su poder implica reconocer que no hay nada que escape a su control. Ahora, muchos creen eso, pero no están dispuestos a confiar. 

De allí que creer en Dios es una cosa, y creerle a Dios es otra. Creerle a Dios es confiar en Él, es depositar todas nuestras dudas, nuestros miedos, todo nuestro ser en sus manos, y dejarnos guiar por Él. ¿Es difícil?, por supuesto que lo es, porque en esencia somos egoístas, pero ahí es donde actúa el Espíritu Santo y cada día nos confronta más y más. Lo dijo el Apóstol Pablo, "ya no vivo yo, Cristo vive en mí".

Entendemos que la fe no se basa en nuestras capacidades

Nuestra fe no se basa en nuestra propia fuerza o habilidades. Más bien, se basa en la confianza y la dependencia en Dios, quien tiene el poder de hacer realidad lo que parece imposible desde nuestra perspectiva limitada.

El ser humano no puede vivir sin fe, porque necesita creer y tener esperanzas. Hay una realidad indudable e innegociable para todos, que debemos enfrentar a diario problemas, dilemas, aflicciones, golpes, temores y tantas otras cosas. Es por ello que Dios nos equipó con fe. 

Gracias a la fe, tenemos la confianza suficiente para enfrentar cualquier tipo de dificultad. Jesús dijo:   "De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis" (Mateo 21:21), podremos enfrentar estos problemas, uno a uno, confiando enteramente en el Señor. Fe, nada más.

Quiénes fueron los héroes de la fe:

Recordemos algunos ejemplos bíblicos. La Biblia está llena de relatos de personas que, a pesar de las circunstancias aparentemente imposibles, confiaron en Dios y vieron el cumplimiento de sus promesas. Estos son Abraham, Jacob, Moisés, Josué, Caleb, David, José, los Apóstoles y muchos otros son ejemplos de fe en la acción.



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«Para Dios todo es posible»

La fe.



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lunes, 27 de noviembre de 2023

Soy un adorador

La adoración es la esencia misma del hijo de Dios.

El salmista cantaba: "La palabra de Dios es como miel a mi boca", que tremendo y hermoso, que bello que nosotros a diario podamos también recitar esto, como el Rey David que lo hacía 7 veces al día (Salmos 119:164). 

El hijo de Dios debe ser un adorador y esto se basa en varios fundamentos bíblicos que resaltan la importancia de la adoración genuina y la reverencia hacia Dios. 

En Juan 4:23-24 (RV60) encontramos que "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren."

Jesús mismo habla de la necesidad de adorar a Dios en espíritu y verdad, indicando que este tipo de adoración es lo que Dios busca.

Verdaderos adoradores, estos son los que se entregan de todo corazón a Dios, que derraman cuerpo, espíritu y alma al Señor. No se guardan nada.

El propósito de la creación:

Apocalipsis 4:11 (RV60): "Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas."

La adoración es una respuesta al reconocimiento de la grandeza y la creación de Dios. Es un reconocimiento de su soberanía y poder.

Solo Él es digno de recibir toda la gloria y toda la honra, porque es nuestro creador, nuestro Señor, pero lo más grande de todo, es que es nuestro Salvador. Estamos perdidos, inmundos y abandonados a merced de la muerte y la condenación, pero uno, el Justo, se entregó por nuestros pecados, los pagó y nos salvó. Cómo no adorar al Señor por siempre.

Mateo 22:37 (RV60): "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente."

La adoración surge del amor total y completo a Dios. Amar a Dios con todo el corazón implica una entrega total, que se expresa a menudo a través de la adoración.

La relación personal con Dios:

Filipenses 3:3 (RV60): "Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne."

La adoración es una expresión de la relación personal con Dios a través de Cristo. Es una respuesta de gratitud y amor.

Romanos 12:1 (RV60): "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional."

La adoración no se limita a momentos específicos, sino que se extiende a toda la vida. Ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio vivo es un acto de adoración constante.

Adórale a Dios. Él es digno, glorioso, poderoso, Él es fiel y verdadero, Él te ama. 

Dios te da todo, aire, agua, vida. También tú puedes darle todo, toda tu adoración. 


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«Dios me ama»

La adoración.



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