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domingo, 10 de marzo de 2019

Velando

En 1 Tesalonicenses 5:6, Pablo nos exhorta con estas palabras llenas de significado: “Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.” Este llamado, sencillo en palabras pero profundo en su contenido, es una invitación divina a vivir en alerta espiritual y con una sobriedad que glorifique a nuestro Señor.

Velemos: Una vida de vigilancia espiritual

El concepto de “velar” en las Escrituras siempre está ligado a la atención constante, a la espera activa del regreso del Señor. No se trata de un acto pasivo ni de simple observación, sino de un compromiso de corazón, mente y acción. 

Vivir velando significa estar atentos a las señales del tiempo, a los movimientos del Espíritu Santo y a las oportunidades que Dios nos da para extender su Reino.

 Jesús mismo nos advirtió sobre la importancia de estar vigilantes: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor” (Mateo 24:42). Este mandato no busca llenarnos de ansiedad, sino de una fe viva y expectante que nos impulse a vivir cada día como si fuera el último antes de su regreso.

¿Cómo podemos velar? La oración es nuestra primera herramienta. Como dice Colosenses 4:2: “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias.” 

Orar con corazones agradecidos nos mantiene conectados con Dios y nos ayuda a discernir su voluntad en cada situación.

Sed Sobrios: Viviendo con moderación y claridad

La sobriedad a la que se refiere Pablo no es solo una ausencia de embriaguez física, sino una actitud espiritual y mental que evita los excesos y mantiene un enfoque claro en lo que realmente importa. Ser sobrios significa tener un corazón lleno de paz, no alterado por las circunstancias de este mundo, y una mente renovada por la Palabra de Dios.

En un mundo que constantemente nos invita a distraernos, a consumir sin medida y a vivir en desenfreno, el llamado a la sobriedad es contracultural. Santiago 4:4 nos recuerda que la amistad con el mundo es enemistad con Dios. Por ello, ser sobrios implica vivir con los ojos puestos en lo eterno y no en lo pasajero.

Un Llamado a la Iglesia de Hoy

La exhortación de 1 Tesalonicenses 5:6 es especialmente relevante en nuestra época. Vivimos tiempos en los que el sueño espiritual amenaza a muchos creyentes. Las distracciones tecnológicas, las presiones sociales y las corrientes ideológicas buscan adormecer nuestra fe y alejarnos de la verdad.

¡Pero no estamos llamados a ser como los demás! Como hijos de la luz y del día (1 Tesalonicenses 5:5), tenemos el privilegio y la responsabilidad de vivir diferente. Nuestras vidas deben ser un testimonio constante de la gracia y el poder de Dios, una luz que brille en medio de la oscuridad.

Exhortemos a nuestros hermanos y hermanas en la fe a mantenerse firmes. Como dice Hebreos 10:24-25: “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y mucho más al ver que aquel día se acerca.”

♥ Corolario ♥

Velar y ser sobrios no son solo mandamientos; son expresiones de una vida transformada por Cristo. Nos preparan para enfrentar las pruebas, para resistir las tentaciones y para vivir con una esperanza viva. Que este mensaje sea una llama encendida en nuestros corazones, recordándonos que vivimos para glorificar a Dios y esperar con gozo el regreso de nuestro Salvador.

Que cada día sea una oportunidad para despertar de cualquier sueño espiritual y caminar con firmeza en la luz de su verdad. ¡Velemos y seamos sobrios, porque el Señor viene pronto! 


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