"Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti,
Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;
Si inclinares tu corazón a la prudencia,
Si clamares a la inteligencia,
Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios."
(Proverbios 2:1-5, RVR60)
1. Una invitación personal
El capítulo 2 de Proverbios comienza con una voz cercana y paternal: “Hijo mío...”. No se trata de una instrucción fría o distante, sino de un llamado lleno de ternura. Dios, como Padre amoroso, nos habla de manera íntima y directa, deseando que Su sabiduría sea una guía firme para nuestras vidas.
Recibir sus palabras no es simplemente escucharlas, sino atesorarlas en lo más profundo del corazón. Guardar sus mandamientos implica obediencia, constancia y reverencia. Aquí encontramos una verdad poderosa: la sabiduría no se impone; se recibe por decisión voluntaria, con humildad y disposición.
2. Búsqueda activa y diligente
El sabio no es quien simplemente espera entender; es quien busca, clama, escudriña. La sabiduría en este pasaje no es superficial ni pasiva. La Palabra nos exhorta a:
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Estar atentos al oír,
-
Inclinarnos con el corazón a la prudencia,
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Clamar por inteligencia,
-
Buscar como a la plata, como quien explora una mina en la profundidad de la tierra.
Dios nos llama a una búsqueda intensa y comprometida. Así como alguien trabaja arduamente por encontrar un tesoro escondido, así debemos buscar el consejo y la dirección de Dios. Es un llamado a invertir tiempo, esfuerzo y pasión en conocer Su voluntad.
3. El resultado glorioso
Cuando damos ese paso de fe y buscamos con sinceridad, Dios responde. “Entonces entenderás el temor de Jehová y hallarás el conocimiento de Dios”. Este no es solo un conocimiento teórico, sino un encuentro personal con el Dios vivo. Temer a Jehová significa vivir con reverencia, con asombro, con obediencia alegre ante Su grandeza.
Ese temor santo nos coloca en el camino correcto, y el conocimiento de Dios transforma cada aspecto de nuestra vida. Comprender a Dios es el mayor tesoro, y está disponible para quien le busca con un corazón sincero.
Conclusión
El comienzo de Proverbios 2 nos enseña que la sabiduría no se encuentra en la superficie de la vida, sino en lo profundo de una relación reverente con Dios. No basta con tener acceso a la Palabra; debemos recibirla, guardarla y buscarla con diligencia.
Hoy, Dios sigue extendiendo su mano para ofrecernos ese tesoro incomparable. ¿Estamos dispuestos a buscarlo como quien escudriña una mina preciosa?
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