La han dejado lado, por diversas razones. Algunos piensan que su oración no es respondida, están convencidos que Dios no les escucha. Otros sostienen que no saben cómo orar, que no están seguros si lo hacen bien, o cómo hacerlo. También están los que no priorizan su oración diaria, y oran cuando pueden, de vez en cuando. Finalmente, están aquellos que han perdido la fe, sencillamente se recuestan en el triste pensamiento que no son dignos para que Dios los escuche.
Ninguna de esas vanas excusas tiene fundamento bíblico. Son puras mentiras y lamentablemente las personas se han refugiado en ellas, antes que en la verdad de Dios.
Dios escucha cada oración. El Salmos 143:1 dice: "Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos; Respóndeme por tu verdad, por tu justicia". Ahora, una cosa es que Dios escucha tu ruego, y otra es que responsa como tú quieres.
Santiago enseña mucho sobre esto y claramente dice: "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:3). Qué estás pidiendo, te has puesto a analizar si lo tú quieres es lo mismo que quiere Dios. Te recuerdo que Dios es soberano y su voluntad es la que prevalece.
Ora.
La oración trae paz y te traerá victoria. Solamente, acuérdate que Dios te ama.
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