Encontré éste devocional que hablaba sobre un poema de Annie Johnson Flint. Explicaba que hace muchos años atrás cuando sus hijos eran más jóvenes tuvo la oportunidad de leer dicho texto, cuyas palabras hablaron de verdad a su vida.
Se sentía abrumada por tantas cosas y para poder recordar, hizo una copia y lo mantuvo por muchos años pegado al espejo de su armario como un recordatorio de que las presiones iban a venir una y otra vez.
Es interesante como a diario sufrimos los embates de situaciones que nos quieren destrozar. Pero gracias a Dios, contamos con la "oración", pues donde hay oración, hay victoria.
Agregaba la que escribió el devocional, que la autora de aquel poema aprendió a cómo manejar las presiones, y sus palabras le fueron de gran ejemplo, dado que la vida de Annie estuvo llena de muchas dificultades. Su madre murió luego de que su hermana menor nació. Sin una madre que los criara, su padre les dio a ella y su hermana a otra familia, los Flints, quienes murieron cuando Annie y su hermana eran adolescentes.
Luego de salir de secundaria, Annie quería enseñar, pero la artritis le incapacita. Siendo una mujer joven en sus veintes, ahora en una silla de ruedas, vivía dependiendo de otros. Annie nunca se casó, tampoco fue madre, pero su vida estaba llena de más decepciones de lo que muchos de nosotros pudiéramos soportar. Su vida era bien difícil. Ella estaba presionada. El texto del poema dice así:
Presionada tan intensamente que parece ser más allá de la fuerza;
Presionada en el cuerpo y presionada en el alma,
Presionada en la mente hasta que vienen las oleadas oscuras;
Presionada por enemigos, y presionada por amigos;
Presión sobre presión hasta que la vida casi termina;
Presionada para amar el bastón y la vara;
Presionada a no conocer otro ayudante que Dios;
Presionada a la libertad donde nada se aferra,
Presionada a la fe por cosas imposibles;
Presionada a vivir una vida para el Señor,
Presionada a vivir una vida en Cristo derramada.
~Annie Johnson Flint 1866-1932
Dicen que el mejor oro sale del fuego más ardiente, pues así también, la presión hace que nuestra mejor oración salga, y donde hay oración, hay victoria.
«Dios nos guarda»
La oración
"Encarnación: Ciudad de Dios"
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