y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.
Al parecer, al llegar a adultos, muchas de las características que nos distinguían como niños fueron pasando. Varias de ellas, por diferentes razones, entre las que citamos el dolor, la frustración, emociones negativas que nos hicieron -supuestamente- más adultos, o más serios.
QUÉ NOS ENSEÑÓ JESÚS
En las enseñanzas de Jesús, hacerse como niño significa adoptar una actitud de humildad, confianza y dependencia de Dios. Los niños son naturalmente humildes, porque no tienen la experiencia o el conocimiento que tienen los adultos. Ahora, eso significa que al ser como adultos ya no podemos experimentar la humildad de un niño. Creo que no, y es eso justamente lo que nos enseña Jesús, que aún siendo adultos, aún viviendo una vida con ciertos estándares, con todo ello podemos ejercitar nuestra humildad, como la de un niño.
Los niños también son naturalmente confiados, porque creen en sus padres y en los adultos que los cuidan. Los adultos, pues son naturalmente desconfiados, pero esto también podemos cambiar. Lógico, ya podremos seleccionar con más apreciación y criterio en quien depositar nuestra confianza, pero sabemos que es bueno descansar de vez en cuanto en ciertas personas que aunque no son perfectas, pueden ser perdonadas si nos fallan. Los niños perdonan, todo el tiempo. No son rencorosos.
Y son naturalmente los niños son dependientes, porque necesitan la ayuda de sus padres para sobrevivir y prosperar.
Jesús enseñó que los adultos deben adoptar estas mismas actitudes para poder entrar en el reino de los cielos. En el Evangelio de Mateo, Jesús dice: "De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos" (Mateo 18:3).
Hay varias maneras de hacerse como niño en las enseñanzas de Jesús. Una manera es ser humilde. Esto significa reconocer que no somos perfectos y que siempre podemos aprender cosas nuevas. También significa ser humildes con los demás, reconociendo que todos somos iguales ante Dios.
Otra manera de hacerse como niño es ser confiado. Esto significa creer que Dios nos ama y nos cuida. También significa creer que Dios tiene un plan para nosotros y que nos ayudará a cumplirlo.
Y, por último, también podemos hacernos como niños siendo dependientes de Dios. Esto significa reconocer que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos y que necesitamos la ayuda de Dios para vivir una vida plena y satisfactoria.
- Podemos ser humildes cuando admitimos nuestros errores y pedimos perdón.
- Podemos ser confiados cuando creemos que Dios nos ayudará a superar los desafíos de la vida.
- Podemos ser dependientes de Dios cuando le pedimos su guía y su ayuda en nuestras decisiones.
Al adoptar estas actitudes, podemos acercarnos más a Dios y vivir una vida más plena y satisfactoria.
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