Al no hablarse, al no comunicarse, resulta como si cada uno estuviera en su mundo, ignorando al otro.
Sin embargo, eso nunca ocurre. Donde hay más de dos personas, siempre habrá una comunicación fluida, más si son amigos.
Pues lo mismo ocurre con nuestra relación con Dios. Cuando más amigos somos de Dios, más queremos perseverar en la oración. La oración es hablar con Dios.
Muchos quizás malinterpretan lo que significa orar. Jesús dijo cuando ores, entra en tu cuarto y cerrada la puerta ora a tu Padre y claramente esa es la mejor manera de tener una gran relación íntima con Dios, pero no es la única. El Apóstol Pablo además nos enseñó que debemos orar sin cesar, esto es, continuamente, en todo momento, perseverando en la oración, velando en ella, con acción de gracias.
Damos gracias por todo, dado que ese agradecimiento sincero abre las puertas de las bendiciones.
Que bueno es hablar con Dios en todo momento.
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