“El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”
Desde las primeras líneas del libro de Proverbios, Salomón nos deja claro cuál es la base de toda sabiduría verdadera: el temor de Jehová. Esta afirmación no es una simple introducción, sino una verdad fundamental para todo aquel que desea vivir conforme al corazón de Dios. A través de este versículo, se nos revela que el conocimiento útil para la vida no comienza con el intelecto humano, sino con una relación reverente y obediente con Dios.
¿Qué es el temor de Jehová?
El "temor" en este contexto no se refiere al miedo paralizante, sino a un respeto profundo, reverente y amoroso hacia Dios. Es reconocer quién es Él: santo, justo, soberano y digno de toda obediencia. Temer a Jehová es vivir conscientes de Su presencia, honrando Su Palabra y sometiéndonos con gozo a Su voluntad.
Este temor no aleja, sino que acerca. Nos impulsa a buscarle, a depender de Él y a vivir bajo su guía. Como dice Proverbios 8:13: “El temor de Jehová es aborrecer el mal”. Es decir, cuando tememos al Señor, deseamos agradarle en todo y alejarnos de aquello que le desagrada.
El principio de la sabiduría
La sabiduría que viene de Dios no es simplemente información útil; es conocimiento aplicado con discernimiento, guiado por el Espíritu Santo. Y según este versículo, la sabiduría no comienza con una universidad o un libro, sino con un corazón reverente. El temor de Jehová es la puerta de entrada a la verdadera comprensión de la vida, el carácter, el propósito y el destino del ser humano.
El sabio reconoce que no sabe todo, y por eso depende de Dios. Es humilde para recibir instrucción, y valiente para obedecer lo que Dios le muestra. En cambio, el insensato —como también menciona el versículo— desprecia la sabiduría y la enseñanza. No por falta de acceso, sino por orgullo y rebeldía de corazón.
Los insensatos desprecian la enseñanza
La segunda parte del versículo nos advierte sobre una actitud peligrosa: la necedad. El insensato no es simplemente una persona ignorante, sino alguien que rechaza voluntariamente la instrucción divina. Se burla del consejo piadoso, se resiste a la corrección y camina por caminos que lo alejan de Dios.
La necedad no siempre es escandalosa; a veces se disfraza de autosuficiencia, indiferencia o comodidad. Pero el resultado siempre es el mismo: una vida vacía, desenfocada y sin dirección. Como dice Proverbios 14:12: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte.”
Aplicación para hoy
En un mundo donde abundan las voces, opiniones y filosofías, el creyente está llamado a edificar su vida sobre la sabiduría que proviene del cielo. Y esa sabiduría comienza con un corazón que teme a Dios.
Esto significa:
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Leer la Palabra con reverencia, reconociendo que Dios nos habla.
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Orar con humildad, buscando dirección divina antes de actuar.
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Aceptar la corrección con un espíritu enseñable.
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Rechazar caminos que parezcan correctos pero que contradicen la voluntad de Dios.
Temer a Dios no es vivir con temor, sino vivir con propósito. Es reconocer que hay un Dios que nos ama, nos guía y nos ha dado principios eternos para nuestro bien.
Conclusión
Proverbios 1:7 nos ofrece una clave invaluable: si deseamos una vida sabia, bendecida y guiada, debemos empezar por temer a Dios. Ese temor reverente nos conecta con Su corazón, nos protege de la necedad y nos conduce a una vida de entendimiento y plenitud.
Que no seamos como los insensatos que desprecian la sabiduría, sino como los sabios que escuchan, aprenden y obedecen con alegría. Porque el temor de Jehová es y siempre será el principio de la verdadera sabiduría.
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