Vistas a la página totales

miércoles, 11 de junio de 2025

No abandones la sabiduría y ella te guardará

“No la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.” (Proverbios 4:6)

Este versículo es como una promesa doble envuelta en un mandato. Salomón nos habla de la sabiduría como si fuera una persona cercana, casi como una amiga fiel o un protector personal. Aquí no está hablando de un conocimiento frío o técnico, sino de una relación viva con la sabiduría que viene de Dios. La presenta como algo tan precioso que merece ser amado y cuidado.

La primera parte es clara: “No la dejes, y ella te guardará”. Esto implica que existe la posibilidad de dejar la sabiduría. No se trata de perderla por accidente, sino de tomar la decisión —consciente o inconsciente— de apartarse de sus caminos. Esto sucede cuando dejamos de obedecer lo que ya sabemos que es correcto, cuando ignoramos la voz del Espíritu que nos guía, o cuando preferimos seguir las corrientes del mundo. Pero si permanecemos firmes en la sabiduría divina, ella se convierte en un escudo que nos protege de decisiones necias, de trampas del enemigo y de consecuencias dolorosas.

La segunda parte dice: “Ámala, y te conservará”. Aquí entra el corazón en juego. No basta con “tener” sabiduría como algo que guardamos en un cajón para usar de vez en cuando; hay que amarla. Amar la sabiduría es deleitarse en vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, encontrar gozo en la verdad y no en la mentira, disfrutar el camino recto aunque a veces parezca más difícil que el torcido. Cuando amamos la sabiduría, nuestro compromiso con ella no es solo intelectual, sino emocional y espiritual. Es un amor que nos mantiene cerca de Dios y nos preserva de caer.

Ejemplo práctico

Piensa en un cinturón de seguridad. No es suficiente tenerlo en el auto; hay que ponérselo. Un conductor que lo usa cada vez que maneja está protegido en caso de un accidente. Pero alguien que lo ignora, aunque lo tenga allí, está expuesto al peligro. Así es la sabiduría: no basta con “tenerla” en la mente, hay que aplicarla y vivirla.

Una anécdota de vida

Recuerdo a una mujer mayor decía: “Hijo, yo amo la Palabra de Dios porque me ha librado de muchos problemas que ni siquiera llegué a ver”. Con el tiempo entendí que ella hablaba de situaciones que nunca se convirtieron en crisis porque, al seguir principios bíblicos, se mantuvo lejos de caminos peligrosos. Amar la sabiduría no solo nos saca de los problemas, sino que muchas veces nos evita entrar en ellos.

Aplicación para nosotros

Este versículo nos llama a una relación activa con la sabiduría. Dios nos da su Palabra para que vivamos bajo su guía constante. No la dejemos por la comodidad, la presión social o el impulso de hacer lo que sentimos en el momento. Más bien, cultivemos un amor profundo por la verdad y la justicia.

Hoy puedes decidir: “No dejaré la sabiduría, la amaré”. Y la promesa es clara: si permaneces en ella, te guardará y te conservará. Ese es un cuidado que ninguna póliza de seguro terrenal puede igualar.



Si te sirve, comparte!


SALMOS 1:1 | SALMOS 1:2 | SALMOS 1:3 | SALMOS 1:4 |



«No dejaré la sabiduría, la amaré»

Sabiduría



"Encarnación: Ciudad de Dios"


Frase Cristiana (FC)
PARAGUAY DIOS TE BENDIGA
En este blog no se recopila información privada. Ver más detalles y Política de Privacidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario